Lo que realmente te apetece. #RetoAlbalá de Isis

Llegados a este punto, después de mis vacaciones y de bajar el kilo y medio que me había traído de souvenir, me veía muy estupenda. Además, con el nuevo pensamiento que rondaba mi mente y una pequeña preocupación por recuperar los kilos que me había quitado, afrontábamos septiembre.

Había escuchado hablar mil y una vez sobre el efecto rebote. Cuando comencé el reto no paraban de alertarme con: “Cuidado, porque los kilos que se bajan rápido, se suben más rápido” “Lo difícil es mantenerse” “A ver si después recuperas el doble de lo que te quitas”… bla, bla, bla, comentarios absurdos que lejos de dar ánimos, te los quitaban, pero mi espíritu de Hiedra Venenosa rociaba los “ánimos” y caían en un profundo olvido.

Yo, en mi séptima semana y con mis 530 gramos estaba convencida de que no volvería a recuperar los kilos que había perdido, porque el reto no era una cuestión de perder kilos, el reto era una cuestión de recordar hábitos de vida saludable y no abandonarlos más (o por lo menos intentarlo).

Así que esta era mi nueva meta, seguir con los hábitos que había re-adquirido y hacer una vida completamente normal, sin restricciones de ningún tipo. Volví a recordar las palabras de Anabel y Sandra: haz lo que realmente te apetezca, pero que te apetezca de verdad.

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Para comenzar con mi vida fuera del reto y tras un agosto pensando en que debería de hacer algo más de deporte, intentaba buscar la manera de poder añadir el ejercicio a mi vida, sin que se me fuera la vida en ello. Tras una una campaña de captación de adeptas o lo que es lo mismo “ven conmigo por fa, porque si vamos las dos nos obligamos y seguro que no fallamos” que hizo una de mis compañeras de trabajo más querida, decidimos ponernos en manos de un entrenador personal.

La escena con el entrenador fue la siguiente: un martes de octubre, nos plantamos las mallas, las playeras y nos armamos con nuestra esterilla debajo del brazo y nuestros guantes para las pesas. Nos presentamos ante el entrenador y le hablé de mi plan Cindy, necesitaba llegar a los 30 como Cindy Crawford, costara lo que costara, y con esto le advertí que ojito, que me tenía que dar caña, que 10 meses se pasan volando y yo tenía un plan. Dicho y hecho, la primera clase entre correr, planchas, flexiones y abdominales hicieron que deseara desenroscarme las piernas, brazos, barriga, todo el cuerpo. Deseaba poder armarme y desarmarme como a Mrs. Potato, no me podía mover, y con no poderme mover, me refiero a que el mínimo esfuerzo de subir y bajar de la cama, del coche o sentarme y levantarme, me costaba la vida. Pero ya saben, yo cuando me pongo, me pongo y no decaería por muchas agujetas que tuviera.

Así que aquí sigo, con mi entrenamiento, mi operación Cindy, sin subir un gramo, comiendo chocolate y disfrutando el aperitivo del sábado a medio día., porque REALMENTE ME APETECE.

Eso si, entre semana los hábitos nutricionales no han cambiado.

Con todos los post de estas semanas, solo quiero decir, que con un poquito de organización y con un objetivo en mente, esos rebeldes kilillos de más, son muy fáciles de hacerlos desaparecer. Solamente necesitamos un poco de apoyo y no perder de vista lo que queremos.

¡Un beso enorme y hasta la próxima!

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Anabel desde el otro lado de la mesa

Isis, muchísimas gracias porque ha sido muy fácil trabajar contigo. Desde la primera semana has estado muy motivada, tanto que te fue fácil aprender a ser selectiva en tus viajes de trabajo, y a pesar de las dificultades que te encontraste en la tercera semana, fuiste capaz de superarlas y retomar con más fuerzas la cuarta semana de dieta.

La quinta semana estabas empezando a hacer tus primeros pinitos en el deporte, y entraste en la sexta y en tu cumpleaños con tus objetivos cumplidos y unas fantásticas vacaciones por delante.

A la vuelta, te encontraste con un kilo y medio de más que te quitaste muy fácilmente retomando tus nuevos hábitos nutricionales. Hábitos que formaban parte del objetivo real de este reto, que has adquirido e integrado totalmente en tu vida.

A eso, le sumas que por fin, y venciendo tu pereza, estás haciendo ejercicio y cada vez te sientes mejor. Con más energía.

Enhorabuena por todo, por haberlo conseguido, pero enhorabuena por tu voluntad, tu fantástico carácter y tu alegría.

Gracias por dejarnos aportar un pequeño grano de arena en tu nueva vida 🙂

 

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