CONSEJOS PARA LLEVAR UNA VIDA SALUDABLE

Con el ritmo de vida que llevamos, es muy complicado que nos paremos a pensar un poco en nuestra salud.

La salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que, implica llevar un estilo de vida saludable, disfrutando de salud física y mental.

La tarea no es nada fácil, lo sé. Espero que con estas recomendaciones se os haga más fácil el cambio hacia una vida más saludable.

¡Vamos a ello!

¿Tu cuerpo recibe lo que necesita? ¿Cómo comemos realmente?

Hemos reducido el tiempo de comidas considerablemente, y ya no solo el tiempo, sino también el número. Comemos de cualquier forma, frente al ordenador con la cabeza en el trabajo, de pie, en el coche…Con las jornadas laborales tan extensas y la vida tan agitada que llevamos, es casi imposible centrarnos en disfrutar un buen plato.

Tendemos a alimentarnos de máquinas expendedoras, barritas sustitutivas, platos precocinados, bocadillos, bollería industrial…Una dieta basada en comida rápida para ahorrar tiempo. A pesar de toda la información que tenemos, seguimos comiendo mal. Comemos muchas proteínas provenientes de carnes rojas y muy poco pescado, pero… ¿Es esto correcto?  Realmente deberíamos comer más pescado que carne, más blancos que azules y más carnes magras que rojas. Además del exceso que hacemos del azúcar, de bebidas alcohólicas y refrescos.

Aprovecha el fin de semana para organizar el menú semanal. Incorpora a tu dieta diaria frutas, verduras, lácteos, cereales y derivados, y aceite de oliva virgen extra. Existen una variedad de opciones, ya sea en cremas, en smoothies, en ensaladas o guarniciones. No nos olvidemos de las maravillosas legumbres en verano, no tienen por qué ir en guisos sino también en ensaladas fresquitas. Preparar las comidas con antelación y hacer un planing nos ayuda a mantener una alimentación más equilibrada y saludable.

¿Por qué nos cuesta tanto dejar de comer mal?

“De las tripas nace la alegría.” Si es que al final el refranero español va a tener mucha razón.

Comer movido por una emoción es más común de lo que parece. Es muy raro que cuando estamos aburridos, tristes, nerviosos… nos deleitemos con una ensalada. Lo típico es arrasar con las galletas, devorar una hamburguesa del McDonald o comprar una tarrina de helado haagen dazs.

Por lo general, son productos adictivos que contienen una combinación de azúcares, grasas trans y saturadas que hacen que el producto sea más palatable. Se ha demostrado que las grasas activan la vía dopaminérgica, liberando dopamina. La dopamina es un neurotransmisor con múltiples funciones, entre ellas, activa el placer y circuitos de recompensa del cerebro.

Todo ello, son mecanismos fisiológicos, pero el problema llega con los estimulantes industriales, como: bollería, cereales, refrescos, snaks, precocinados… que nos crean adicción.

Vida social y vida saludable pueden ir de la mano

Cuando incorporamos a nuestro día a día un estilo de vida más saludable, nos crea temor quedar a tomar algo. Salud y vida social no están reñidos, no hay que dejar de quedar para comer bien. Es tan importante comer bien como comer felices y comer en sociedad nos aporta todo eso.

Es cierto que, comer mal está normalizado y eso dificulta que podamos hacer una elección más saludable. Si las miradas matasen… ¡ya muchos estaríamos muertos!

Además, habitualmente, nos lanzan comentarios como: “de algo hay que morir”, “lo que no mata engorda” o “una vez al año no hace daño”. Por suerte, el refranero español también tiene contestación a eso: “quien bien come y mejor digiere solo de viejo se muere” o “quien come con cordura por su salud procura”.

Además, cada vez hay más consciencia y más personas se preocupan por comer bien y cuidarse.

¡Quiérete!

Mens sana in corpore sano

Para llevar una vida saludable, hay que mantener un equilibrio mente-cuerpo. La mente es muy muy poderosa y puede jugar en nuestra contra. Desgraciadamente, la sociedad actual parece apostar por una vida saludable, pero no es lo que se vive realmente.

La realidad es una vida ajetreada llena de estrés, jornadas laborales muy extensas y muchas obligaciones de por medio. Así es muy complicado mantener un equilibrio.

Pero, además, el entorno no nos ayuda. Tenemos que luchar contra la imagen que nos quieren vender del hombre y la mujer ideal. Más que paz interior, es una guerra constante entre tú y los complejos. Pero… te lanzo una pregunta: si tú no te quieres, si tú no te cuidas,  ¿quién lo va a hacer por ti?

La importancia del descanso

Ya no es tanto las horas de sueño sino las horas de descanso.

A menudo nos cuesta descansar porque tenemos muchas preocupaciones que nos rondan en la cabeza. Para conseguir conciliar el sueño, a mí me ayuda apuntar en una libreta todo aquello que tengo que hacer y liberarlo de la mente. No solo apuntes las obligaciones, sino echa un vistazo atrás y observa todo lo que has conseguido.

Meditar, hace que conectemos con nosotros mismos y ayuda a abstraerse de los problemas. Realiza técnicas de respiración para reducir el estrés, céntrate solo en ella. Nuestra vida va a contrarreloj y no nos dedicamos tiempo para nosotros mismos. Tómatelo para ti, tan solo te ocuparán 15 minutos. Realízalo antes de dormir para conciliar el sueño, mejorar el descanso y empezar el día con energía.

Actívate

“¿De dónde saco tiempo?” “No hay tantas horas en el día” “Me encuentro muy cansado”.

Ya sé, tan solo hay 24 horas al día y muchas veces desearíamos unas horas más. Todo se basa en prioridades y esta, debe ser una de ellas.

Sí, lo más complicado es empezar, pero luego todo se vuelve más sencillo. Al principio, nos invaden pensamientos negativos que vencen nuestros intentos de realizar cualquier actividad, pero cuando se vuelve una rutina el cuerpo nos lo pide.

Se han puesto de moda salir a correr, ir al gimnasio o practicar crossfit, pero si ninguna de estas alternativas te atrae, busca una afición que te llene. Lo importante es moverse, ya sea caminando, en zumba, nadando, patinando, jugando al pádel, en el rocódromo…Yo he probado fútbol, yudo, pádel, natación, running…y ahora musculación. Al final, lo importante es mantenerse siempre activo y a gusto con lo que uno hace.

Como me decía mi abuela, “hace falta algo de dolor para que cambies, y hace falta que cambies para avanzar”. Y no miente. Os animo a que emprendáis el cambio sin necesidad de una causa subyacente.

¿A qué esperas? ¡Actívate!

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