11Ahora que estamos acostumbrados a hablar de epidemiología y pandemias, tengo que decir que hay algunas que se nos olvidan pero que están ahí. Las enfermedades crónicas han tomado protagonismo en el último siglo y están encabezadas por la obesidad. Una enfermedad que esconde mucho detrás y que, no solo no hemos reducido, sino que no hemos conseguido parar su crecimiento y que está llevando las enfermedades crónicas a edades muy tempranas, viendo a niños con diabetes o hipertensión no genética.
¿QUÉ ES?
La obesidad se define como una acumulación excesiva de grasa que puede provocar graves daños para la salud. Pero aquí debo hacer un inciso, el problema en sí no es el exceso de grasa, son los hábitos que nos llevan ahí. Hay personas que tienen esos hábitos y no acumulan tanta grasa, por razones genéticas, metabólicas, etc., pero que tendrán los mismos problemas de salud, la obesidad es consecuencia de un problema estructural contra el que no estamos sabiendo luchar.
¿CÓMO HEMOS LLEGADO AQUÍ?
Hay muchos motivos para esta situación y aquí te voy a exponer los más llamativos:
- Hemos eliminado las enfermedades infecciosas. Es curioso de leer ahora mismo, pero, si tenemos en cuenta hasta el 2019, en nuestro país la gran mayoría de personas morían debido a enfermedades crónicas. A mitad del siglo pasado, incluso más adelante, la gente moría de enfermedades infecciosas. Había una medicina mucho menos avanzada y una higiene mucho más deficiente, a parte de una situación económica y social peor. Ahora tenemos una gran capacidad para parar esas enfermedades y damos espacio a las crónicas. Además, damos gran importancia a CURAR enfermedades, pero nuestro sistema sanitario olvida PREVENIR enfermedades, e incluso el paso anterior, que es PROMOVER la salud. Esta deficiencia en el sistema hace que lleguemos tarde, que solo tratemos la enfermedad pero no evitemos que se produzca. Un gran ejemplo de esto es la falta de dietistas-nutricionistas en la sanidad y salud pública.
- Industria alimentaria. Antes de la revolución industrial, la alimentación cambiaba muy despacio. Los alimentos nuevos podían tardar mil años en introducirse en una cultura, pero después de que la tecnología y la ciencia hayan conseguido una globalización de la alimentación esto se ha reducido a ¿Cuánto? 10 o 20 años como mucho. Parece algo positivo pero es cierto que ha introducido alimentos que quizás no lo son tanto. Hemos perdido la tradición gastronómica que nos hacía consumir materia prima, pues éramos nosotros quién cocinábamos. Ahora mucha de nuestra comida viene preparada, no dedicar tiempo a nuestra alimentación hace que la valoremos menos y que no nos preocupemos por ella y por la repercusión que tiene en nosotros.
- Estilo de vida. Unido a lo anterior, está es la clave. Trabajamos muchas horas diarias, comemos delante del ordenador y cenamos viendo la tele. Nuestro trabajo y nuestro ocio son sentados y vivimos en la cultura de la inmediatez, el largo plazo no existe en nuestra vida. Todo esto provoca que consumamos más calorías de las que gastamos, que no sean calorías saludables y que la actividad y el ejercicio físico no exista en nuestro día a día. Vamos a todos lados en coche o en transporte público, pero nunca caminando o en bici. Además, cuando nos preocupamos no es por nuestra salud, es por nuestro aspecto físico, pues suele ser lo que se valora. Pero si aprendiésemos a mirar a largo plazo veríamos que, si seguimos viviendo a ese ritmo, nos acabará afectando. Aunque me gustaría puntualizar que esto no es sólo culpa de los individuos, aunque debemos ser responsables de nuestra salud y cuidarnos debe ser una prioridad, no siempre es fácil. No todo el mundo tiene un horario de trabajo que lo permita o una situación personal que le deje preocuparse por esto. Además, hay una falta de educación de la salud muy notable, no somos conscientes de lo que implica todo esto en nuestra vida. Porque cuando eres joven (en nuestra sociedad actual, una persona con 60 años es relativamente joven) piensas que eso no va contigo, sin embargo, aunque vivamos muchos años, probablemente viviremos muchos enfermos, solo por pensar que esto no nos va a afectar de momento. Hay que cambiar antes de la patología, no después.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Como individuos, debemos responsabilizarnos de nuestra salud. Ponerla en nuestras prioridades. Saber que el tiempo para cocinar, el tiempo para hacer ejercicio, para dormir y para tener vida social, que también es salud, es una prioridad en nuestra vida. Ser conscientes de que tenemos derecho a ello y obligación de priorizarlo. Y, por otro lado, pedir políticas públicas que lo fomenten. Necesitamos un cambio estructural pero se puede empezar poco a poco, como pidiendo un parque en tu barrio, para poder hacer deporte al aire libre. O podemos empezar por utilizar nuestra hora para comer en eso, en comer. Así como pedirle al sistema sanitario que invierta en prevención y promoción, como vamos haciendo los dietistas-nutricionistas de hace años.
Incluso hay opciones más sencillas, ¿has probado a mandar mails caminando? Sí, algo tan sencillo como aumentar tu actividad diaria mandando los mails desde el móvil e ir caminando mientras o cuando hablas por teléfono. A mí me gusta, también, levantarme cada hora o cada dos horas y hacer 10 sentadillas. Algo simple pero que aumenta mi salud pero también mi productividad porque me deja descansar. Y mi espalda lo agradece seriamente, son pequeñas cosas que van activado tu cuerpo y ayudan a tu mente.
PERO, YO NO TENGO OBESIDAD
Recuerda lo anterior, no es la obesidad, son los hábitos que nos llevan a ella. Revisa cuanto de materia prima hay en tu día a día, si das los 10mil pasos recomendados. Cuantas horas pasas sentado o si al menos, te has parado algún día a pensar en tu salud, a largo plazo. Sin salud no hay nada más y más que un esfuerzo o un gasto de tiempo es una inversión. Si tienes la posibilidad, puedes ir a tu dietista-nutricionista más cercano y hacer un chequeo, como con cualquier otro profesional sanitario y nosotros te ayudaremos a mejorar los aspectos que sean necesarios. Ayudamos a bajar de peso pero también muchas otras cosas. No nos veas como algo para una situación concreta, necesitamos comer cada día varias veces, es importante saber manejar nuestra alimentación.
La obesidad es una pandemia mundial, y ahora que sabemos lo que eso implica, ¿vamos a hacer algo? La salud es la base para todo lo demás y la promoción y prevención son la clave para no llegar a la patología. El estilo de vida cobra una importancia muy alta en nuestro día a día y no debemos pasar de ello. Se puede disfrutar saludablemente y así disfrutaremos más tiempo y mejor, no perderemos nuestra autonomía. ¡Merece la pena!
Si te ha gustado este post déjanos tu comentario. Y si te apetece recibir más suscríbete a nuestra Newsletter, ¡así estarás al día de las últimas novedades Be Healthy and Happy!
Inés Pérez Gopar.
Estudiante del grado de Nutrición Humana y Dietética.
