Llevamos unos años escuchando la palabra “Batchcooking” y aunque suene a algo muy extraño no es nada nuevo y que no conozcamos. ¿Quién no ha comido a base de tuppers? Pues el batchcooking es algo parecido, pero más planificado. Es hacerse una planificación semanal y cocinarla en un día para no tener problemas si no tenemos tempo o no nos apetece cocinar.
RECOMENDACIONES GENERALES
Para poder embarcarnos en esta aventura es importante tener algunas cosas en cuenta, como los tiempos de conservación o las
raciones. Recuerda incluir verduras crudas y cocinadas cada día. Por ejemplo, ensalada para comer y unas verduras asadas para cenar.
No olvides tampoco consultar cuanto tiempo se puede conservar cada preparación, las verduras crudas aguantan bastante o el arroz, pero otras preparaciones como la carne o el pescado durarán menos, estas guárdalas para los primeros días.
Además, recuerda incluir proteínas vegetales en forma de legumbres un mínimo de 3-4 veces y, si es más, mejor. Los días que tomes legumbres como proteína no es necesario que las mezcles con proteína animal, pero si sería interesante consumirlas con algún cereal como el arroz o el trigo.
Intenta priorizar, en el caso de la proteína animal, el pescado azul, blanco y los huevos. Evita, dentro de lo posible, la carne roja.
LOS BÁSICOS
El batchcooking no solo sirve para tener la comida cocinada sino para tenerlo más sencillo. Prueba a cocinar algunas bases sobre las que añadir alguna proteína o guarnición. Puedes hacer un gran tupper de arroz, unas verduras asadas o unas cuantas ensaladas para acompañar una proteína sencilla de cocinar. También es una buena opción hacer guisos de legumbres que den para varios días porque aguantan bastante y pueden solucionarte una comida.
Las salsas como la boloñesa (de carne o de soja) con verduras son muy viables y de gran ayuda para acompañar pasta, arroz o incluso solas junto con una ensalada.
Y si seguimos hablando de hidratos, las patatas asadas son geniales. Su textura cambia, pero las patatas o el arroz mejoran su composición nutricional al enfriarlos pues el almidón cambia su estructura a almidón resistente, algo que para nuestro cuerpo es como la fibra. Además, recalentadas se parecen bastante a las originales y son una guarnición maravillosa.
Por último en este apartado y para seguir con las verduras, las cremas. Simplemente puedes dejar que se hagan mientras cocinas el resto, luego trituras y listo. Perfecto para días en los que no tenemos tiempo, pero nos apetece una comida acogedora y saludable.
ALGO MÁS ELABORADO
Para ir un poco más allá podemos hacernos comidas completas con mayor variedad de ingredientes. 
Vamos, lo que es una comida de plato único. Aquí tenemos las tortillas como gran destacado, pudiendo incluir verduras en ella y partiendo de la misma base, el huevo, podemos hacer diversas opciones.
Pero no solo eso, unos guisantes con jamón o un wok de verduras con alguna proteína suelen triunfar. También platos más proteicos como unas albóndigas (ya sean de carne, legumbres o soja) con salsa de verduras. O algún pescado asado para los primeros días, aunque aquí si suele ser interesante añadir alguno de los platos básicos.
Sin olvidarnos de comidas mucho más excepcionales pero que son una gran opción como las fajitas o las lasañas que son realmente sabrosas y que encajan en esta planificación tan útil.
COSAS QUE NO DEBEMOS HACER
Hay errores comunes pero que pueden ser desagradables o incluso peligrosos, aquí te ayudamos a evitarlos.
Lo más básico, pero también más importante son los tiempos. Recuerda hacer esto solo para una semana y consultar previamente lo que cada preparación puede aguantar, así como es la mejor forma de conservarlos para que conserven sus propiedades organolépticas.
La pasta es mejor hacerla en el momento, o como mucho un día antes, ya que su textura cambia drásticamente al enfriarla durante un tiempo prolongado. Lo mismo ocurre con las sopas de fideos o de arroz al quedarse en el caldo suelen pasarse perdiendo esa textura al dente que tanto nos gusta.
El último tip y que no suele comentarse es el orden de las ensaladas. Para conseguir que las verduras más crujientes conserven ese toque debemos ponerlas arriba dejando las más húmedas abajo para que no las reblandezcan y mezclarlo solo cuando lo vayamos a comer. El aliño podemos ponerlo al fondo o tenerlo separado.
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Inés Pérez Gopar.
Estudiante del grado de Nutrición Humana y Dietética.
