Tanto las grandes superficies como los comercios minoristas o los propios productores incluyen cada vez más una gama de productos “eco”. Se valoran más, aunque su precio suele ser más elevado, pero ¿sabemos realmente lo que significa? ¿qué impacto tienen estos productos en nosotros?
DEFINICIÓN
Según la unión europea la agricultura ecológica se define como:
“La agricultura ecológica es un método de producción cuyo objetivo es obtener alimentos utilizando sustancias y procesos naturales. Por ello, la agricultura ecológica tiende a tener un impacto medioambiental limitado, ya que promueve:
- el uso responsable de la energía y los recursos naturales
- el mantenimiento de la biodiversidad
- la conservación de los equilibrios ecológicos regionales
- la mejora de la fertilidad del suelo
- el mantenimiento de la calidad del agua.”
Esta definición no solo afecta a la agricultura, también existe la ganadería, apicultura y acuicultura ecológica. Sus objetivos finales son los mismos, respetar y cuidar el medio ambiente.
¿CAMBIAN LOS NUTRIENTES EN LA AGRICULTURA ECOLÓGICA?
La respuesta es sí y no. Estudios han demostrado un aumento en los micronutrientes y una disminución en los nitratos (prohibidos en la agricultura ecológica y no muy buenos para nuestro organismo). Y, aunque la cantidad neta en nutrientes es superior el impacto en nuestra dieta no es tan directo. Quiero decir, en la sociedad actual y con la disponibilidad y seguridad alimentaria, si llevamos una dieta saludable y basada en materia prima es raro que tengamos un déficit de micronutrientes.
Por otro lado, la agricultura no ecológica NO es tóxica, sino la OMS no permitiría que consumiésemos estos productos. Los fertilizantes se utilizan en cantidades inocuas para nuestra salud, sirven para ayudar al agricultor. El problema no son los productos en si, sino la forma de cultivo que se genera en la explotaciones agrícolas. Las plantaciones son de un solo cultivo de forma masiva y provocando un crecimiento rápido que no deja descansar el suelo y que lo deja sin nutrientes. Puesto que la agricultura ecológica no puedo utilizar dichos productos, este crecimiento no se produce y no les queda otra que respetar los ciclos del suelo y aumentar los nutrientes que hay en este. No agotan los recursos y permiten mejores cultivos a largo plazo, respetando la naturaleza. Y, como vimos en el post anterior, la situación del medio ambiente afecta directamente a nuestra salud. Por lo que, no solo importan los nutrientes que tengan estos productos sino el impacto que su producción tiene en el medio ambiente y como esta nos va a permitir seguir prosperando y cuidar nuestra casa que es La Tierra.
PUNTOS EN CONTRA
La agricultura ecológica parece la solución perfecta, pero, a día de hoy, las normativas no son tan exigentes como la definición nos hace creer. Grandes productores se aprovechan de esto y siguen haciendo agricultura dañina para el medio ambiente cumpliendo las normas buscando alternativas que le permitan seguir haciendo un uso excesivo del suelo. Hay que sumarle a eso la dificultad burocrática y económica para los productores minoristas para acceder a este título. Por lo que hay agricultores comprometidos que si siguen los ciclos naturales pero que no pueden acceder a este sello.
Existen debilidades en la legislatura actual y aún así, debemos defender la agricultura ecológica pero pidiendo exigencias reales, que se respete el medio ambiente y el suelo para poder seguir cultivando durante muchos años.
Al final la agricultura ecológica no nos da la solución a todo, pero convertir nuestra forma de producir y consumir en sostenible sí. Apoya a agricultores pequeños y cercanos a ti, pídeles que respeten la naturaleza y compra a los que están comprometidos con la sostenibilidad. Podemos y debemos cuidar nuestro hogar entre todos. ¿Qué haces tú para tomar decisiones sostenibles en tu día a día?
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Inés Pérez Gopar.
Estudiante del grado de Nutrición Humana y Dietética.
Referencias
- Unión Europea