Una de las comidas favoritas de mayores y pequeños es la pasta, es un alimento sencillo y que puede combinarse con casi cualquier cosa. Además, hay tantos tipos de pasta como quieras y cada uno tenemos una favorita. Sin embargo, la pasta se ha demonizado en las dietas durante años, pero ¿por qué? ¿tiene esto sentido?
ANÁLISIS NUTRICIONAL
Es difícil hablar de números absolutos dentro de este alimento porque su composición varía según ingredientes. Aun así, podemos hablar de un alimento rico en carbohidratos, siendo prácticamente su único nutriente, acompañado de algo de proteínas, tenga huevo o no. La pasta, solo de trigo, tiene aproximadamente 350kcal por cada 100g. Parece mucho, pero estamos hablando en crudo, un plato de pasta individual tiene unos 60-80g de pasta o un poco más si tenemos mayor actividad diaria, más suele ser demasiado y no llegamos a comerlo. Además, el 70% son carbohidratos y, si es integral, más del 10% es fibra. Alucinante ¿verdad? También tiene una pequeña parte de proteína proveniente del trigo, sí, esa de la que tanto se habla, el gluten. Esta proteína solo es problemática para las personas que sufren de la enfermedad celíaca o de una sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) para los demás es un aporte realmente interesante.
ELEGIR LA MEJOR PASTA Y CÓMO COMERLA
Como hemos visto, su composición nutricional no es nada del otro mundo, pero tampoco es negativa. Aquí no es tan importante el alimento en sí, sino con que lo acompañamos. Aún así, si tenemos que elegir alguna pasta lo mejor es escogerla integral. No solo es más saciante sino también mucho más saludable para nuestro sistema digestivo. Por otro lado, si eres celíaco o sufres de SGNC también tienes algunas opciones como la pasta integral de trigo sarraceno. Sin embargo, es comprensible elegir otras opciones no integrales porque la textura está más conseguida.
Aquí es importante entender que no solo importa el tipo de pasta sino con que la acompañamos. La pasta NO debe ser el elemento principal del plato. La clave es entender que en nuestras comidas la mitad debe ser siempre verdura, y la otra mitad dividirse en proteína e hidratos. Por ello, debemos añadir una buena ración de verduras y una ración de proteínas magra como puede ser carne de pollo, huevo o soja texturizada. Así encontramos platos maravillosos como unos macarrones con boloñesa de verdura y soja o alguna carne picada.
TIPOS DE PASTA ALTERNATIVOS
Y, si aún así, por algún objetivo dietético o por tener otras formas de comer determinados alimentos tenemos pasta de muchas otras manera. La pasta de legumbres es la estrella, podemos encontrar la de lentejas que es genial para incluirla en ensaladas y darle un plus de proteínas o la de garbanzos cuando las legumbres no son nuestra pasión.
Cuando buscamos restringir las calorías suele sustituirse por “espaguetis” de verduras, esto no es mala idea para que las comidas sean menos calóricas, pero no debemos olvidar que los hidratos de carbono no son negativos. No es malo comer más verduras, pero si tenerle miedo a determinados alimentos.
LA PASTA EN LA NUTRICIÓN CLÍNICA
Como curiosidad me gustaría decir que la pasta también es un elemento muy práctico en el día a día de la dietética y nutrición clínica. La pasta suele ser un alimento que convence a cualquiera y es sencillo aumentar las calorías de una dieta con ella. También es útil en tratamientos de personas con TCA , se les puede ayudar a perder el miedo a los carbohidratos y además, si elegimos la pasta correcta (como los espaguetis que hinchan mucho menos que los macarrones) podemos incluir más calorías en menos volumen o, al contrario (usando los macarrones que más volumen ocupan) conseguir menos calorías en más volumen.
Y a ti ¿te gusta la pasta? ¿cuál es tu favorita? La pasta no es imprescindible pero tampoco es el demonio, podemos incluirla en una dieta saludable y disfrutar de ella como un alimento más No la destierres ni bases tu dieta en ella, simplemente planifica tus comidas e inclúyela si te apetece.
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Inés Pérez Gopar.
Estudiante del grado de Nutrición Humana y Dietética.