A estas alturas todos conocemos de sobra los superalimentos y todos los beneficios que nos aportan. Incluso muchas de vosotras seguro que los habéis incorporado a vuestra dieta para cuidaros un poquito más.
Los famosos cuelgan recetas en Instagram comiendo superalimentos exóticos; grandes marcas de alimentación los han incorporado a sus productos ya que son ventas seguras, pero….realmente ¿existen los superalimentos? ¿Todos son tan caros? ¿¿Cómo es posible que si la dieta mediterránea es de las mejores del mundo, todos los superalimentos son exóticos y lejanos??
Si quieres descubrir la verdad y no renunciar a los beneficios para tu salud, sigue leyendo…
Los superalimentos
¿Qué es un superalimento?
Podríamos definirlo como un alimento que en proporción a su densidad calórica aporta muchos beneficios nutricionales, como un gran contenido en vitaminas, minerales, antioxidantes u otros compuestos saludables.
¡Más allá de esta definición no hay más; es decir, no hay productos milagrosos que nos sanen de cualquier enfermedad o sean la fuente de la juventud eterna!
No obstante, una dieta saludable rica en alimentos beneficiosos puede ayudar muchísimo más de lo que creemos para mejorar nuestra salud.
¿Por qué los superalimentos son exóticos y desconocidos?
Pues bien, esto ya es parte de una buena estrategia publicitaria. A los alimentos que ya conocemos es difícil adjudicarle propiedades extraordinarias y sobre todo ¡incrementar el precio por ello!. En cambio si son alimentos extraños y lejanos a los que les atribuimos propiedades casi mágicas… ¡estamos dispuestos a pagar lo que sea por ello!
Pero…¡Tenemos una gran noticia para tí! Hay alimentos muy cercanos con los mismos beneficios que los «superalimentos» y al alcance de todos los bolsillos; ¿¿Quieres descubrirlos??
Alternativas a alimentos super
Bayas de açaí por arándanos y moras
Es una fruta exótica redondeada de pequeño tamaño muy consumida en Brasil, y cuyo consumo se ha extendido y
popularizado siendo conocida como una “superfruta”. El açai aporta vitamina C, calcio y hierro, polifenoles y antioxidantes.
Pero si ahondamos un poco más, observamos que los arándanos tienen más cantidad de polifenoles que el açaí y las moras son más ricas en antioxidantes… es decir, podríamos sustituir esas bayas por otras bayas de origen cercano y nos aportarían cantidades similares de vitaminas, antioxidantes y polifenoles… ¿Y quien se puede resistir a una tacita de yogur con frutas del bosque?
Os adjuntamos un enlace a una revisión de todos esos beneficios extraordinarios adjudicados al açaí.
Semillas de chía por semillas de sésamo + nueces
La chía cuenta con aceites vegetales saludables y, entre ellos, destaca su contenido en ácidos grasos omega-3. Cuenta con antioxidantes, una buena proporción de proteínas y de fibra y, además, es fuente de vitaminas del grupo B y de minerales como el calcio y el hierro.
En cambio su elevado contenido en fibra hace que no se recomiende más de 10 g al día para no producir malabsorción de otros nutrientes, así que ¡ojo con la cantidad!
Las semillas de sésamo, mucho más conocidas y con gran tradición en dulces españoles, suponen una alternativa con más calcio que las semillas de chía y si las combinamos con nueces nos aportarán hasta 3 veces más w-3.
¿Has probado a preparar tus propias barritas de con sésamo y nueces? Son una opción de lo más saludable para un tentempié.
Kale por brócoli
Ambas son crucíferas, por lo que sus propiedades son similares, pero mientras que en el brócoli y el bimi lo
que comemos es la flor, la parte comestible en el kale son las hojas. Aportan muy pocas calorías y son ricas en minerales como el hierro, calcio, potasio y magnesio, vitaminas A, C, B6, B12, D, fibra y agua. No obstante y por evidencia científica demostrada, el ganador de las dos verduras es el brócoli, ya que tiene demostradas sus propiedades antioxidantes, anticancerígenas y cardiovasculares.
Sin olvidar los beneficios para el bolsillo, ya que el brócoli está cerca de 1€ el kg mientras que el kale puede superar los 10 €/kg.
Te dejamos una receta muy sugerente para que aproveches todos los beneficios del brócoli.
Salmón por sardinas
El salmón es un pescado de moda. Su contenido en ácidos grasos w-3 lo han ensalzado como en el podium de los pescados saludables. Y realmente lo es.
Pero lo que quizás no sabes, es que un pescado tan delicioso y familiar como las sardinas nos aportan más calcio, más hierro, más vitaminas del grupo B que el salmón, y también, ¡más omega 3! Aportándonos hasta 2 g cada 100 g mientras que el salmón aporta 1,64 g. Por lo que si quieres ajustar un poco tu presupuesto, no es necesario que vayas a los pescados más caros, ya que las sardinas también te aportarán todos los beneficios que buscas en estos productos.
¿Y quién es capaz de resistirse a unas sardinas a la brasa?
También las latas de sardinas son una gran alternativa para un buen «chute» de omega-3, cómoda y económica.
Quinoa por legumbres + arroz
La quinoa es un pseudocereal, llamado así se por no pertenecer a la familia de las gramíneas pero poseer un balance
similar en macronutrientes. La quinoa aporta proteína de buena calidad, fibra dietética y lípidos ricos en ácidos grasos insaturados.
Por eso mismo la quinoa puede costar hasta 5 veces más que nuestra combinación propuesta: legumbres + arroz.
La quinoa es muy rica en proteínas para ser un alimentos vegetal y contiene hasta 16 aminoácidos, 8 de ellos esenciales. La combinación de legumbres + arroz nos aporta todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita por lo que la proteína que nos aporta esta combinación es de mayor calidad que la quinoa por sí sola.
Ahora que viene el frío…¿Has probado a añadir un puñadito de arroz a tus lentejas?
Aceite de coco por aceite de oliva virgen
El aceite de coco se ha hecho un hueco en los estantes del supermercado. Es curioso ya que hace unos años fue tomado como el referente de la grasa poco saludable y fue sustituida en la industria por otras grasas con mejor reputación.
Hoy en día y debido a ciertos estudios que sugieren que la grasa saturada del coco ayuda a bajar el colesterol malo, ha resurgido con fuerza. Uno de los motivos fue un estudio surgido en 2003, el que sugerían que los ácidos grasos saturados de cadena media ayudaban a la quema de grasas y con ello ponía fin a la era de la demonización de las grasas saturadas. Posteriormente se ha demostrado que hay grasas peores que éstas. Pues bien el aceite de coco posee un 14% de ácidos grasos de cadena media.
A su vez, un estudio demostró beneficios cardiovasculares para población que consumía coco habitualmente. Pero claro, el consumo era de coco entero (no solo el aceite). Y se hizo en población indígena, por lo que su consumo de procesados sería muy bajo.
En cambio los beneficios del aceite de oliva virgen extra (y siempre con la coletilla VIRGEN EXTRA) está respaldado por infinidad de estudios que avalan sus beneficios cardiovasculares, circulatorios, antioxidantes y favorecedores del perfil lipídico. Además si estás buscando promover el consumo local, qué mejor bandera de la dieta mediterránea que el aceite de oliva.
Si te preguntas por el bolsillo, el aceite de coco suele rondar los 8 € el kg en el lineal, y el aceite de oliva virgen extra podemos encontrarlo sobre los 4 €.
Como conclusión…
Esperamos que este post te haya aclarado que los superalimentos…no existen!! Existen alimentos con muchos beneficios para la salud, que son mucho más beneficiosos si los combinamos y si los incluimos dentro de una dieta saludable.
Todos los alimentos de los que hemos hablado tienen muchos beneficios (tanto los más exóticos como las alternativas). Pero no existen productos milagrosos y los productos locales y más económicas pueden aportarnos los mismos o mayores beneficios que los que nos vende la publicidad, a la vez que colaboras con tu comunidad y con el medio ambiente.
Si tienes dudas o quieres consejo nutricional sobre los mejores alimentos para ti, recuerda que puedes contactarnos y ¡estaremos encantadas de ayudarte!
Silvia Grau Triviño
Licenciada en Tecnología de Alimentos y Nutricionista.
One comment:
Me ha gustado mucho este post, porque siempre he sido defensora de la dieta mediterránea y con toda la información que llega de estos alimentos «nuevos» te descoloca un poco. Siempre cuesta acostumbrarse a nuevos sabores y además son productos caros. Tenemos que valorar lo nuestro.