Estamos hartos de escuchar que hay que comer bien, mientras en todas las películas románticas cuando lo dejan se atiborran a helado de chocolate. Seamos sinceros, todos queremos comprar todas las chocolatinas de la tienda cuando estamos tristes pero ¿de verdad esto nos hace felices?
La felicidad es cosa de hormonas.
Empecemos por lo básico ¿qué es la felicidad? Si somos objetivos la felicidad es una combinación de hormonas interpretadas por nuestro cerebro, una de las más importantes es la serotonina. La famosa “hormona de la felicidad”. ¿Sabes donde se produce esta hormona? Te doy una pista: nuestro “segundo cerebro”
¿Qué es eso de “segundo cerebro”?
Así es como se conoce a nuestro intestino Sí, sí, has leído bien…¡intestino! Es el segundo órgano con mayor cantidad de neuronas, y su principal función es la recepción de esta hormona, de hecho, el 95% de su producción ocurre allí. ¿Estoy diciendo que la felicidad está en el intestino? Pues, en parte, sí. Pero no está en comer todos los días nuestro plato favorito o en comer alimentos concretos (aunque algunos funcionan muy bien). Solo necesitamos una cosa, una microbiota sana, de ella depende todo este sistema.
*Microbiota intestinal: población de bacterias que “vive” en nuestro intestino y que nos ayuda en muchos procesos fisiológicos cruciales. Producción de hormonas, sistema inmunitario, digestión…
Pero ¿cómo tener una microbiota sana?
Las bacterias que viven en nuestro intestino se nutren de lo que comemos, así que, son como nosotros. Si le damos lo que necesitan crecerán fuertes y sanas y nos ayudarán, sino empeorará su salud, y, por tanto, la nuestra. Curiosamente, lo que a nosotros nos es sano a ellas las alimenta. Una alimentación prebiótica (es decir, que fomenta el crecimiento y mantenimiento de la microbiota) se basa en comer, sobretodo vegetales, la fibra es su nutriente preferido. Pero los azúcares y grasas saturadas les hacen sufrir, por ello los ultra procesados y las midas consideradas comúnmente como malsanas no son una buena opción. La premisa es clara, lleva una vida saludable y tus bacterias te lo agradecerán.
¿Qué más puedo hacer?
Desde el punto de vista de la alimentación hay otras opciones, hay alimentos que contienen triptófano, el precursor de la serotonina y otros que estimulan su producción. Consumir nueces, plátanos o chocolate puede ayudarnos a tener mayores niveles de serotonina. Pero no lo olvides, no hay alimentos milagrosos, solo hábitos saludables.
Además, la actividad física regular aumenta los niveles de esta y otras hormonas que influyen en el estado de ánimo, regula los procesos hormonales en general. Esto unido a una buena higiene del sueño y a una vida activa son la combinación perfecta. Y, por supuesto, una mentalidad positiva centrada en el ahora. El yoga o los estiramientos, el mindfulness o la meditación pueden ser grandes aliados. Y si no te sientes bien y sientes que no puedes con todo acude a tu especialista, el psicólogo es un profesional de la salud y puede ayudarte.
Ahora ya lo sabes, tu cuerpo y tu mente necesitan estar en forma y está en tu mano. Nutricionistas y psicólogos podemos ayudarte en este proceso. Sentirse bien es un placer increíble, ¡no te lo pierdas!
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Inés Pérez Gopar.
Estudiante del grado de Nutrición humana y dietética.
Referencias
- Psiconutrición -Griselda Herrero y Cristina Andrades
- Alimentación prebiótica – Jesusu Sanchis, Xavi Cañellas, Xavier Aguado y Lucía Redondo
5 comments:
Me ha gustado mucho este post. Muchas felicidades Inés. Le haré caso a tus consejos de nutrición.
Muchísimas gracias Ofelia 🙂
Interesante artículo, muy amena su lectura y cuidada su edición.
Me convierto desde este momento en tu seguidor.
¡Enhorabuena!
Muchísimas gracias Jorge, no sabes la ilusión que nos hace leer estos comentarios.
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¡Enhorabuena!