Ya en mi sexta semana y rozando el fin del reto, había llegado al peso que quería.
Mi báscula marcaba entre 53,5 y 54 kilos y mi calendario me decía que en 6 días cumplía 29 años y me iba de vacaciones durante 2 semanas y media por Andalucía, Extremadura y Portugal. Lo estaba deseando, porque una foodie como yo sabía que se lo iba a pasar pipa probando la gastronomía típica de todos los lugares que iba a visitar. Y me iba sin miedo, porque sabía que iba a disfrutar comiendo y sin que lo notara el reto. ¿Sería capaz?
Este post quiero que sea un recapitulativo de las cosas que he hecho bien y las mejorables.
Cosas buenas:
Mi ánimo, es importante que cuando nos hayamos decidido a afrontar un reto nos concienciemos, no nos obsesionemos y que seamos flexibles. Al principio, fui muy estricta conmigo misma, pero luego me di cuenta que cuanto más estricta era, más fácil era no poder cumplir el reto que me había planteado. Si me apetecía una cerveza, un bocadillo de tortilla o un pastelito, me lo podía comer (y debía comérmelo) sin tener ningún tipo de cargo de conciencia, eso sí, respeta tu alimentación y no hagas de la excepción una rutina.
Planificación, la planificación a la hora de cocinar para mi es lo más importante, porque si nos planificamos, los días que tengamos mucha pereza para cocinar no tendremos excusa. Con planificarnos quiero decir cocina el menú, guárdalo en Tupper y a la nevera y/o congelador, así cenar o comer será tan fácil como abrir un Tupper y no pensar en si te apetece más una tostada, una pechuga o un plato de callos a la madrileña.
Firmeza, la firmeza a la hora de conseguir un objetivo es primordial, yo sabía lo que quería e iba a por ello, costase lo que costase, y si tenía que coger un camino un poco más largo para llegar, lo haría.
Estima, el mirarse al espejo y decir, ¡Qué mona soy y estoy! Es fundamental.
Cosas mejorables:
Vagueza, lo reconozco, soy vaga porque el mundo me ha hecho así y la vida me ha tratado con amor. Ejercicio a cuenta gotas, (mal, lo sé) debería de haberme esforzado un poquito más, pero… yo soy más de sentarme en una terracita o de tumbarme al sol. Así que como me gusta mucho hablar y poco hacer ejercicio, me daba largas caminatas pegada al teléfono hablando y así calmaba mi conciencia. Al fin y al cabo, ¿me movía, no?
No saber decir que no, no sé decir que no a un buen plan, y aunque por un lado sea algo fantástico el poder compaginar planes con una alimentación y hábitos saludables, a veces se me olvidaban un poco los hábitos saludables.
Pero con todo esto, he llegado a mis kilos, a mis kilos de hace 3 años cuando me cambió la vida. Y además, ahora, he empezado a entrenar, he buscado la manera de convencerme y ponerme un nuevo reto, lo llamo el reto Cindy.
¡Hasta el próximo viernes!