Miércoles 20 de julio:
7:00 horas: ¡pi-pi pi-pi! (suena el despertador) –tercera semana, ya solo me quedan 2 semanas y me quedo como Cindy, esto está chupado. Pienso.
Salgo de la cama y me voy directa al cuarto de baño, me subo a la pesa. Resultado: ¡56, 1kgs! Acto seguido, mi Hiedra Venenosa interior se desploma.
¡Horror!, ¡He subido 1 kilo!, ¿Cómo puede ser? Whatsappeo corriendo a Anabel, me dice que tranquila, que esta tarde hacemos sesión de Skype y analizamos dónde me he podido exceder.
Me voy a trabajar, con la misma sensación que cuando me tiré el televisor nuevo, que mis padres se habían comprado, cuando tenía 4 años. El mismo sentimiento que tenía, después de que mi madre me repitiera 1 y 1.000 veces: -Isis, deja la tele que te la tiiiras. Y ¡pumba! Así fue, cómo quedé aplastada debajo de un televisor Philips. Ni resollé, me quité la tele de encima como pude y me retiré callada a mi habitación. 3, 2, 1, un profundo grito, que coincidía con mi nombre (¡vaya casualidad!) se escuchaba desde el salón: -¡Isis, ven aquí!, ¡Qué vengas aquí te he dicho!. Y allí encontré a mi madre, con los ojos rojos y con una actitud no muy amable.
Volvamos a mi reto, ese sentimiento de culpa se apoderó de mi y empecé a pensar por qué había subido 1 kilo en una semana, si lo estaba haciendo todo genial.
Abrí mi cuaderno de bitácoras culinarias y empecé a leer:
–Viernes 15 de julio: Optifast a medio día y cena con amigos (para compensar):
Crudités con humus, tatziki, aguacate (todo casero) ensalada
caprese, solomillo de cerdo con salsa de caramelo y de postre espuma de mandarina, regado todo con unas cuantas botellas de vino tinto.
-Sábado 16 de julio: playa, merienda, cena, concierto, copa y puro
Playa: Ensalada, humus, botellín.
Merienda: 1 mojito
Cena: pescadito frito, alcachofas, ensaladilla rusa, pero sin nada de pan, que conste en acta, y 2 cervezas.
Para terminar la noche, un Barceló con Coca-Cola Zero (¿o fueron 2?).
-Domingo 17 de julio: penitencia.
Ensalada con pescado a la plancha. 1.000 litros de agua ingeridos, (había que depurar).
Bonus track: Recorrer la playa de arriba a abajo 7 veces aproximadamente.
Pensé: -¿Todo esto yo sola este fin de semana? Normal que haya cogido 1 kilo.
Debo confesar y confieso, que todo los excesos del fin de semana los pagué. Pasé de las peores noches desde hacía mucho tiempo. No podía dormir, me pesaba la barriga como nunca y sudaba frío. Mi cuerpo ya no estaba acostumbrado a estos abusos gastronómicos.
Además todo se agravó con un crisis tremenda de dermatitis atópica y 1 semana tomando corticoides.
Después de 1 hora hablando con Anabel, volví a pillar al toro por los cuernos. Dejé de pensar en la dieta, me olvidé del reto y seguí siendo muy feliz.
Recordé que estábamos aquí para incluir esos hábitos saludables que me habían ayudado a bajar unos kilillos y a sentirme físicamente mucho mejor y sobre todo para adaptarlos a mi vida, que es lo más importante. Así que volví a tener presentes unos hábitos, que había olvidado cuando hice la mudanza a mi nueva vida.
Le di al reset y comencé de nuevo con otra actitud.